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Festivales - 19º FANT Festival de Cine Fantástico de Bilbao

 

 

CRÓNICA 5: "MANIAC" TRIUNFA EN EL FANT

La película “Maniac”, fenomenal slasher del francés Franck Khalfoun, en el que Elijah Wood borda a un perturbado que asesina mujeres para cortarles la cabellera, ha logrado el premio a la mejor película del Festival de Cine Fantástico de Bilbao.  Sabia elección la de David Martos, Koldo Serra y Maru Valdivielso, los miembros de un Jurado que demuestra buen gusto y falta de prejuicios a la hora de premiar al producto más comercial de los presentados a concurso. 

La película, apadrinada por Alexandre Aja, resulta una estilosa puesta al día del clásico de William Lustig que con el french touch de sus autores ha perdido parte de su caspa sin que su visceralidad enfermiza se resienta. 

El premio al mejor guión, concedido por la Asociación de Guionistas Vascos, ha recaído en “The king of pigs",  otra de las obras destacadas de este Festival.  El libreto de Yeun Sang – ho  hurga en las heridas de unos personajes huérfanos, sin presente ni futuro, marcados por una infancia de abusos y violencia. 

“Antiviral”, la interesante opera prima de Brandon Cronenberg, tampoco se ha ido de vacío ya que el Cine Club Fas le ha otorgado el premio a la mejor dirección innovadora.  No se me ocurre un galardón más merecido para una cinta que retuerce hasta el límite la sensación de hastío y podredumbre moral de una sociedad que se refugia en las celebrities para disimular su vacío.

En cuanto a cortometrajes el jurado ha concedido el premio ex aequo al mejor cortometraje al trabajo “Hotel” de José Luis Alemán, y a “Deus et machina” de Koldo Almandoz.  Como no he tenido la suerte de verlos me quedo con la valoración del Jurado.  Del primer corto ha destacado “su capacidad para crear una atmósfera opresiva mediante una dirección artística novedosa y sin la necesidad de diálogos”. Por su parte, de “Deus et machina”  ha valorado su habilidad para “plasmar con una metáfora sencilla y original la posibilidad de que incluso Dios esté en manos del poder de las corporaciones”. “Sangre de Unicornio” de Alberto Vázquez ha sido elegido el mejor corto vasco por su capacidad para “conseguir reflejar la crueldad humana a través de unos diálogos ingeniosos y una estética naif”.  Y otro corto, “Efímera” de Tal Shamir y Diego Modino,  ha conseguido el voto mayoritario del público. 

Esta noche se entregarán en la Sala BBK de la Gran Vía todos estos premios, además del FANT de honor con el que este año se ha reconocido al director bilbaíno Pablo Berger, autor del corto fundacional “Mama”, y de “Blancanieves”, reciente triunfadora en los premios Goya.  También se contará con la presencia de Aura Garrido, galardonada con el premio FANTROBIA 2013.

Además, como colofón a esta estupenda semana de cine, los asistentes a la gala podrán asistir al estreno “Vanishing waves (Aurora)”, película que clausura el festival y que yo ya he tenido ocasión de ver en un pase previo para la prensa. 

“Vanishing waves (Aurora)” es una fantasía lituana dirigida por Kristina Buozyte que recrea la experiencia de un científico que logra entrar en el coma de una atractiva mujer, víctima de un accidente de coche. 
Planteada como una experiencia sensorial que pretende bucear en los misterios de la psique humana, “Vanishing waves (Aurora)”, fracasa estrepitosamente a la hora de plasmar el universo onírico que cabalga entre la vida y la muerte, y lo hace por la utilización de una estética relamida, videoclipera por momentos, de un torpe e inane simbolismo. 

Está película, ganadora del Meliés de Oro al mejor film de género fantástico del 2012, echa a perder un punto de partida que la emparenta con clásicos rusos de la ciencia ficción como “Solaris” o “Stalker”, debido a un desarrollo falto de misterio y verdadera emoción.  Parte de culpa la tiene un actor principal inexpresivo Marius Jampolskis que, aún dándolo todo, parece algo perdido en las numerosas secuencias en las que tiene que demostrar algo de pasión y carisma sexual. 

En su favor hay que decir que la cinta no llega a aburrir y no me extrañaría que el cine americano se planteara hacer su remake.  Posee suficientes elementos para armar un buen espectáculo romántico en el marco de una ensoñación pseudocientífica.   Entiendo que en manos de un James Cameron, la cosa se animaría. 

Kristina Buozyte, presente en Bilbao, ha explicado que su película trata de explorar de una manera científica la pasión y el deseo en una pareja.  “Vanishing waves (Aurora)” supone para ella una aventura interna en la que todo sucede dentro de la mente de sus protagonistas. 

¿Se puede vivir una pasión prescindiendo del cuerpo?... ¿es posible reducirlo todo a una reacción química?... estas son algunas de las preguntas que se planteó Buozyte a la hora de encarar este proyecto. 

Con esta obra fallida se cierra un FANT del que se puede hacer un buen balance en lo artístico y, desde luego, en lo que supone el alma de cualquier festival: la participación del público.  Salas prácticamente llenas en todas las sesiones y ambiente inmejorable en los alrededores de la Alhóndiga, con  numerosos aficionados al cine que han podido disfrutar de las fantasías ajenas; de sus sueños y también de sus pesadillas.  (To be continued).

UC (Igor Zabala)


CRÓNICA 4: DE MOSCAS Y CERDOS

Recta final del FANT con las dos últimas películas a concurso: la canadiense “In the  house of flies” (Gabriel Carrer) y la animación coreana “The king of pigs” (Yeun Sang – ho), ambas repletas de crueldad y torturas físicas y psíquicas, huesos duros de roer incluso para el aficionado más masoquista. 

Una pareja joven y cool es raptada por un psicópata y encerrada en un minúsculo sótano con unas cuantas maletas y un teléfono como único mobiliario.  Éste es el punto de partida de “In the house of flies”, asfixiante film de Gabriel Carrer con guión de Angus McLellan, ambos presentes en Bilbao. 

Unos títulos de crédito luminosos a ritmo de electro-pop nos sitúan en los ochenta y juegan al despiste, ya que tras ellos la pareja protagonista irá a parar a un zulo de cemento en mitad de la nada.  Su desesperación inicial se irá transformando en auténtico horror al constatar la demencia de su raptor, un sádico que se comunica con ellos vía telefónica. 

Variante espartana de “Saw”, “In the house of flies” hace de su radical minimalismo su principal virtud, contando con dos actores (Lindsay Smith y Ryan Kotack) capaces de hacer creíble su lenta agonía y de contagiar su creciente malestar al espectador.    

La abominable voz que les tortura sale de la garganta de Henry Rollins, mítico cantante de la banda harcore Black Flag, que compone un demente frío y controlador, aficionado a los jueguecitos perversos. 
Así, atrapados en el sótano con los protagonistas por obra y gracia de la envolvente puesta en escena de Carrer, no nos queda otra que compartir con ellos las truculencias y el maltrato psíquico a las que le somete un despiadado guión al que solo se le puede achacar cierta precipitación en su tramo final. 

Según nos cuenta Gabriel Carrer, el rodaje de “In the house of flies” fue una experiencia dura debido al poco tiempo del que disponían, dos semanas con intensas jornadas de doce horas.  En estas condiciones, su equipo se fue desgastando casi tanto como los actores protagonistas, que llegaron tocados al final del rodaje. 

El habitáculo donde transcurre la acción fue expresamente construido para la película, recuerda Carrer, siendo tan reducido que incluso él mismo se veía obligado a dirigir a los actores desde fuera, a través de un monitor. 

El guionista del film, Angus McLellan, al ser preguntado por las semejanzas de su obra con la saga “Saw”, ha asegurado haberla visto a posteriori quedándose sorprendido por sus semejanzas.  Sin embargo, McLellan considera que su historia añade matices nuevos que merecen la pena.  Al menos reconoce que  escribirla le ha servido como terapia para descubrir su lado más oscuro. 

McLellan se declara admirador de Henry Rollins, la voz de su psicópata, y presume de que éste tuvo que parar al leer una de las líneas más macabras de su guión.  Todo un orgullo para él impresionar a un tipo duro como Rollins. 

En definitiva, buena muestra de torture porn esta miniatura canadiense, seria candidata a llevarse algo importante en el Palmarés de esta edición del FANT.

También ha gustado “The king of pigs”, terrible película de animación coreana, dirigida por Yeun Sang – ho, que aborda el acoso escolar con una rabia y una desesperanza que conmueve y hace mella en el ánimo del espectador.

Dos amigos de la infancia que ven como sus vidas se precipitan al vacío, rememoran sus andanzas en la escuela y su amistad con Chul, un chaval rebelde y torturado que les protegía de los abusos de sus compañeros. 

Pesimista relato contado en largos flashbacks donde se suceden peleas, vejaciones y torturas a muchachos e incluso a algún animal (espeluznante secuencia), todo ello sin apenas salir de un centro educativo donde los fuertes campan a sus anchas y los débiles bajan la cabeza. 

En “The king of pigs” las heridas lacerantes de la niñez siguen sin coagular en la etapa adulta.  Porque los dos amigos que evocan su traumático pasado son, en esencia, los mismos niños humillados y cobardes de entonces. 

Los dibujos básicos pero expresivos de Yeun Sang – ho ilustran sin contemplaciones un guión de franqueza solemne que se guarda una carta para el final, una revelación que tiene que ver con los mitos, con la necesidad de creer en algo, en lo que sea, para dar sentido a nuestra vida.  Otra estupenda cinta la coreana, eso sí, contraindicada para días depresivos y para los amantes de los mininos. 

Buen balance pues, el de la Sección Oficial de este FANT 2013, con dos películas notables: la recién comentada “The king of pigs”, y “Antiviral” de Brandon Cronenberg,  obras serias, coherentes, que hablan de nosotros, de nuestro presente, barruntado un futuro desolador a la vuelta de la esquina.  Cualquiera de las dos sería digna ganadora del FANT en su apartado de largometrajes.  “In the house of flies” de Gabriel Carrer también podría adornar el Palmarés del Festival con su esmerado trabajo de puesta en escena y un buen nivel interpretativo.  Por su marchamo comercial, “Maniac” (Franck Khalfoun) resulta quizá menos premiable, pero recomiendo a todos los devotos de la buena casquería que no se la pierdan cuando se estrene en cines.  Da lo que promete. Y si al Jurado, compuesto por David Martos, Koldo Serra y Maru Valdivielso, le da por ponerse nostálgico podría incluso destacar la cordial “After” (Ryan Smith)  que no molesta ni apasiona.  Mañana nos sacarán de dudas. 

Nosotros comentaremos su decisión y concluiremos nuestra semana en Bilbao con el visionado de “Vanishing waves” de la lituana Kristina Buozyte, película que clausurará el Festival. 

UC (Igor Zabala)


AURA GARRIDO, Fantrobia Saria

 

CRÓNICA 3: REGRESOS AL PASADO

Los traumas de la infancia y el sentimiento de culpa provocado por situaciones del pasado han sido el motor argumental de las tres películas presentadas el lunes en la Sección Oficial del Fant. 

En “After” (Ryan Smith), la primera de ellas, un accidente de autobús es el desencadenante de extraños fenómenos en la vida de Freddy y Ana, sus dos únicos pasajeros.  Al volver a su pueblo descubren que ya nadie vive allí mientras una extraña niebla avanza hacia ellos hasta cercarles.  Freddy y Ana tendrán que curar las heridas de su pasado para escapar cuanto antes de esta dimensión desconocida…

Simpática historia muy en la onda de TheTwilight Zone, inocente, anacrónica, algo así como un shyamalanesco mumblecore, en el que dos jóvenes un tanto pavos se enfrentan a una amenaza desconocida, aunque bastante previsible por desgracia. 

La niebla que les acecha, como en el clásico de Stephen King,  esconde sorpresas, y la película resulta inquietante hasta que se desvelan.  Descubierto el misterio, la magia se desvanece y el interés decae perjudicado por un ritmo mortecino y  unos efectos especiales de saldillo.

Aún así, se percibe cierto mimo en la caracterización de los dos únicos personajes, una enfermera y un dibujante de comics, y en su fluctuante relación, de un romanticismo naif que quizá sea lo más reseñable de la cinta. 

Como los protagonistas de “After” también Cano, personaje principal de “Otro verano”, se ve obligado a saldar cuentas con su pasado. 

“Otro verano”, supone el debut en la dirección de Jorge Arenillas, hombre de larga experiencia en el audiovisual, que ante la falta de perspectivas en la industria se ha lanzado a la autoproducción. 

Obsesionado con la desaparición de su novia, Cano (Pablo Chiapela en un radical cambio de registro), se dedica a repetir paso por paso todo lo que hicieron durante la última semana en la que estuvieron juntos.   Todo esto sin apenas salir de un chalé con torreón que se revela como un personaje más de la trama. 

Interesante planteamiento con ecos del Hitchcock más romántico, el de “Rebeca” o “Vértigo”, lastrado por una indefinición genérica que si bien en las obras del maestro inglés provoca fascinación, aquí desconcierta. 

Thriller psicológico dominado por la culpa y el remordimiento, la película de Arenillas transita entre el presente y el pasado (o la ensoñación del pasado),  sembrando la narración de detalles inquietantes y golpes de efecto que no consiguen que la intriga acabe de levantar el vuelo.

Y aunque estamos hablando de un largometraje low cost no creo que sea justo responsabilizar de sus fallas a sus valores de producción.  El principal defecto de “Otro verano” se encuentra en lo que menos abulta el presupuesto: su guión.  Diálogos forzados, sin tensión, que te sacan de la película a pesar de la entrega de los actores.  Quizá con alguna reescritura más se podría haber solucionado este problema. 

Finalizada la proyección, Jorge Arenillas nos ha contado el placer que ha supuesto para él hacer su película, sin injerencias de productores ávidos de subvenciones o cadenas de televisión.  Cuatro semanas de rodaje, un presupuesto de 40.000 euros y mucha ilusión para terminar un largo que supone para él una puerta abierta frente a una industria cada vez más estancada.

Arenillas confiesa que la idea de “Otro verano” le surgió de la localización, un carismático chalé en el que se instaló todo el equipo durante el rodaje en el mes de Agosto.  También agradece la colaboración del director bilbaíno Enrique Urbizu,  que se animó a participar en un cameo como jardinero siniestro a pesar de su timidez. 

Indiscutiblemente, esfuerzos como el de Jorge Arenillas y su equipo merecen la pena, ya que su obra, aunque imperfecta, transpira libertad y amor al cine. 

RUEDA DE PRENSA DE "OTRO VERANO"
 

El tercer trauma del pasado del día nos llega de la mano de Elijah Wood.  Nuestro querido Frodo interpreta en “Maniac” a un tímido restaurador de maniquíes que,  atormentado por sus recuerdos de infancia, se dedica a asesinar mujeres para cortarles su cabellera. 

Remake de lujo del slasher dirigido por William Lustig en los 80,  “Maniac” resulta un brillante entretenimiento que nos sumerge literalmente en la mente enferma del protagonista.  Y lo hace utilizando de manera magistral el recurso de la cámara subjetiva, con el añadido de la crispada voz de un Wood que compone un personaje antológico.  A pesar de que sus apariciones en pantalla apenas sumen diez minutos, su actuación es de las que marcan una carrera.  

El neón en las calles y la música ochentera de Rob (muy al estilo de la compuesta por Chromatics para “Drive”), sirven para ambientar unos asesinatos resueltos con destreza, imaginación y su dosis reglamentaria de sangre. 

El director Franck Khalfoun, apadrinado por Alexandre Aja (coproductor y guionista), conduce este enfermizo carrousel del terror sin que la tensión decaiga un momento, sacando el mayor provecho posible a un argumento simple pero efectivo, repleto de guiños sádicos y de negrísimo humor. 

“Maniac” no es una película para reflexionar ni tiene dobles lecturas.  Va directa a satisfacer los instintos más básicos del aficionado al género.  Es disfrutable y es bella.   Tan bella como sus maniquíes. 

UC (Igor Zabala)

 

 

CRÓNICA 2: TRES PESADILLAS

Domingo primaveral en Bilbao que contrasta con la oscuridad asfixiante de los tres primeros largometrajes a competición en este FANT 2013, muy distintos en cuanto a intenciones y resultados. 

Un psicópata metódico que invade la intimidad de un matrimonio es el protagonista de “Home sweet home”, segunda película del francés David Morley.   Tres personajes y un argumento minimalista que se apunta a la moda de las home invasion movies, con precedentes tan ilustres como “Halloween” o “Funny Games”

 

Es precisamente el recuerdo de estas obras pioneras lo que impide disfrutar del todo de esta pequeña producción rodada en doce días.  El Morley director mantiene la tensión con una cámara minuciosa y una hábil utilización del fuera de campo pero el Morley guionista no consigue aportar elementos de interés a un tipo de historia muy explotada últimamente. 

Apenas la personalidad estoica del asesino y un cierto regodeo en su modus operandi alejan mínimamente a esta cinta de sus referentes.    Toques de humor negro y puntuales incursiones en el gore nos conducen hasta un twist final ocurrente pero hueco. 

En la rueda de prensa posterior, David Morley ha reconocido el carácter de encargo de “Home sweet home”, su primer proyecto en inglés.  Morley considera su película como un ejercicio de reducido presupuesto al que ha intentado imprimir su sello personal.  Su intención ha sido jugar con las expectativas del espectador, ofreciéndole el punto de vista del invasor y huyendo de las scream queen típicas.  

Sin embargo, nada hay en su trabajo que trascienda, quedándose en un esfuerzo romo y sin intención.  ¡Qué bien nos lo hemos pasado!, exclama ufano el psicópata momentos antes de acabar la película.   Bueno, se agradece el esfuerzo de éste aprendiz de Michael Myers, pero me temo que se ha quedado a medio camino.

MESA REDONDA CON DAVID MORLEY
 

No es el caso de Brandon Cronenberg, autor de “Antiviral”, que explota al máximo su premisa argumental: en un futuro no muy lejano, el culto a los famosos ha llegado a tal extremo que sus fans se inoculan sus enfermedades para sentirse cercanos a ellos.   Syd March (Caleb Landry Jones) vende virus de celebridades en una empresa… y es adicto a ellos.  

“Antiviral” es un thriller distópico que no desentonaría en la filmografía de Cronenberg padre, en algún punto entre “Videodrome” y “Crash”.   Narrada con una seguridad impropia de un debutante,  la película funciona como un espejo no tan deformado de nuestra sociedad.  No, aún no nos pinchamos en los labios para compartir un herpes con nuestra cantante favorita, ni comemos filetes desarrollados a partir de células de futbolistas, pero tiempo al tiempo…

La “nueva carne” cronenbergiana está presente en este universo demencial, así como la pesadillesca lucha entre corporaciones rivales, de impolutos despachos y mugre en la trastienda.  Perturbación y paranoia se dan la mano en una narración que quizá pierda fuelle en su tramo final.  

Estas flaquezas en su estructura, unidas al incontable número de pinchazos en vena y vomitonas de sangre que jalonan su acción, hacen hosco el visionado de “Antiviral”, y directamente desaconsejable para personas con el estómago delicado o fans de Justin Bieber. 

Tras la prometedora película de Brandon Cronenberg, salir a tomar el aire al encantador parquecito que hay junto a la Alhóndiga ha sido como recibir el alta tras una convalecencia por fiebre amarilla.  Y un cuarto de hora después volvíamos a la oscuridad del Golem 1 para ver “The seasoning house” otra opera prima, en este caso de Paul Hyett, un experto en el campo del maquillaje, colaborador de Neil Marshall entre otros. 

  La cosa empieza así: Angel (una estupenda Rosie Day) es una huérfana sordomuda reclutada por una organización de trata de blancas en pleno conflicto de los Balcanes.  En un sórdido burdel donde no hay escapatoria, Angel se dedica a drogar a las chicas antes de que sean violadas por los clientes…

De entrada, mal rollo.  Pues bien, Hyett se las arregla para contar estas truculencias con sensibilidad y sentido de la atmósfera, ayudado por un personaje femenino memorable.  

Sin embargo, a mitad de película, todo se viene abajo.  ¿Qué digo abajo?  La película se hunde en las más abyectas simas de la inmundicia.   Y soy consciente de que esta afirmación la puede hacer más interesante según para qué espectador.  

Tras plantar los cimientos de lo que podía haber sido una buena historia, Hyett, seguramente aburrido, los dinamita, convirtiendo una trama dura pero con aliento poético, en un correcalles muy loco, con querencia hacia el splatter, y unos balcánicos anabolizados que ya quisiera para sí el ínclito padre de Monchito.   Por si fuera poco, la falta de ideas se hace evidente en unos minutos finales en los que los saqueos a otros clásicos del género apuntalan un proyecto tristemente fallido.   Una pena.  

UC (Igor Zabala)

 

CRÓNICA 1: AFORO COMPLETO PARA CHAN-WOOK

Notable expectación la creada por Park Chan-Wook en la Jornada Inaugural del Festival de Cine Fantástico de Bilbao.  El maestro coreano ha llegado a la capital vizcaína para presentar “Stoker”, su puesta de largo dentro de la maquinaria hollywoodense.  Y tal ha sido el interés despertado por la cinta que se han agotado las entradas para la sesión de apertura, lo cual es una estupenda señal. 

“Stoker” es un thriller psicológico en el que India (Mia Wasikowska), una adolescente que acaba de perder a su padre en un accidente de tráfico,  y su insegura madre (Nicole Kidman), reciben la visita de Charlie (Mathew Goode), un hermano de su padre, elegante y misterioso, que decide quedarse a vivir con ellas. 

Actualización sexy y violenta de “La sombra de una duda” hichcockiana, “Stoker” juega a la confusión desde su título, de evidentes connotaciones vampíricas.  Y aunque hay sangre (menos de la esperada) en la película, no hay vampiros, al menos a simple vista.  Stoker es el apellido que India comparte con su tío, y que pesa sobre ellos como una maldición. 

Tras una primera parte que siembra inquietud y se sigue con interés a pesar de un ritmo pausado, los acontecimientos se precipitan perdiendo la historia coherencia y rayando por momentos el ridículo.  Gran parte de culpa la tiene un guión (obra del actor Wentworth Miller)  superficial y efectista, con giros inverosímiles y unas cuantas reacciones absurdas de los personajes. 

Sin embargo, hay algo que eleva a “Stoker” por encima de sus limitaciones argumentales y es la vibrante puesta en escena de Park Chan-Wook.  Potencia, estilización, hermosos planos y transiciones, un inteligente tratamiento del sonido y la sensación de que el realizador cree en la historia que cuenta, quizá demasiado. 

Los actores también defienden sus personajes con convicción,  destacando una Mia Wasikowska, engañosamente frágil, y un Mathew Goode que aprovecha su porte inglés para seducir con una calculada ambigüedad.  Por su parte, Nicole Kidman, encarna a una madura insatisfecha, rol al que nos tiene acostumbrados últimamente. 

Si disculpamos los desajustes del guión, por otro lado habituales en las películas de Chan – Wook,  “Stoker” puede resultar una experiencia disfrutable, aunque intrascendente.  Un magnífico envoltorio en el que, por desgracia, no encontramos esa chispa de gran cine que aupó al realizador coreano al Olimpo de Cannes.  

En una abarrotada rueda de Prensa, el director de “Old boy” ha reconocido la influencia de Hitchcock en “Stoker”.  Chan – Wook  ha explicado que es difícil escapar de la sombra del mago del suspense cuando se acomete un thriller, aunque su influjo estuviera ya presente en el guión de Miller. 

Respecto a su encaje en Hollywood, el director coreano reconoce haber temido las injerencias de los ejecutivos en su trabajo, acostumbrado como estaba a trabajar sin esa presión en su país.  Sin embargo, ha asegurado haberse topado en la Fox con ejecutivos inteligentes que le han dado buenos consejos. 

Antes de dirigir a Nicole Kidman, para Chan – Wook solo había dos clases de actores: los que hablaban coreano y los que no.  Tras conocer de cerca a la estrella australiana, sacrificada y respetuosa, según él, ahora solo distingue entre buenos y malos actores. 

Dice el cineasta que con “Stoker” ha buscado acercarse al público occidental, y puede que lo consiga.  Pero el espectador al que había conquistado con sus obras coreanas, poéticas y viscerales, quizá esté esperando una historia de más calado, mejor trabajada, a la altura de su indiscutible talento como realizador. Y guiones así no sobran precisamente en los grandes Estudios. 

UC (Igor Zabala)

RUEDA DE PRENSA DE "STOKER"

 

CRÓNICA 0: EL FANT ARRANCA

Pocos lugares del botxo se me ocurren más apropiados para albergar el Festival de Cine Fantástico de Bilbao que la Alhóndiga,  un viejo almacén de vinos reconvertido en centro cultural y de ocio.   

No cuesta imaginar a Brad Pitt y a Morgan Freeman en su elegante mediateca buscando pistas para atrapar un psicópata obsesionado con los pecados capitales, o a Anette O´Toole nadando inquieta en la piscina transparente del piso superior bajo la felina mirada de Natassia Kinski, o a Christian Bale, vigilante, subido a la terraza del edificio, con sus alas negras de murciélago ondeando en el cielo de un Bilbao que tiene mucho de Gotham City.  

Y más durante estos ocho días de Festival en los que la fantasía y el terror asolan las calles de la capital vizcaína.  El FANT llega en su 19º edición cargado de estrenos y de títulos interesantes para los aficionados al género fantástico.

Echando un vistazo rápido a su programación nos encontramos con películas como “Stoker”, encargada de inaugurar su Sección Oficial,  primera incursión en el cine americano de Park “Old boy” Chan – wook.  ¿Habrá domesticado Hollywood al autor de uno de los travellings más brutales y hermosos de la historia del cine? 

“Antiviral”, la opera prima de Brandon Cronenberg, es otro de los platos fuertes en competición.  Brandon, hijo de David Cronenberg, presenta una fantasía clínica que parece retomar algunas de las obsesiones del maestro canadiense, ejercicio arriesgado a priori ya que parece inevitable comparar su primer trabajo con los enfermizos clásicos de su progenitor.  

Elijah Wood, una presencia cada vez más habitual en el cine de género europeo, da vida al siniestro propietario de una tienda de maniquíes en “Maniac”,  remake del slasher de culto de William Lustig, con guión de Alexandre Aja, responsable de “Alta tensión”, una de las cumbres recientes del gore

La única representación española en la Sección Oficial lleva por título “Otro verano”, está dirigida por Jorge Arenillas y apuesta por el protagonismo de Pablo Chiapela, el patán Amador de “La que se avecina”, en un sorprendente cambio de registro.  La misteriosa desaparición de una mujer durante sus vacaciones y la búsqueda que emprende su novio es el punto de partida de este thriller pequeño pero, con suerte, matón. 


“After” (Ryan Smith, USA),  “Home Sweet Home” (David Morley, Francia / Canada), “The seasoning house” (Paul Hyett, Gran Bretaña), “The king of pigs” (Yeung Sang-ho, Corea del Sur) e “In the house of flies” (Gabriel Carrer, Canada), completan la Sección Oficial que será clausurada con la proyección de “Vanishing Waves” una cinta lituana dirigida por Kristina Buožytė que promete ciencia ficción y poesía. 

En cuanto a la programación paralela, destacar dos películas españolas: en la sección “FANT al rescate”, podremos disfrutar de “Angustia (Angoixa)” una suerte de giallo cartesiano rodado en inglés por un ochentero Bigas Luna, inmejorable homenaje a su controvertida figura a tan solo un mes de su fallecimiento;  por otro lado, para los que no la hayan descubierto todavía, existe la posibilidad de apreciar en pantalla grande “Diamond Flash” de Carlos Vermut, una de las películas más deslumbrantes que ha dado el cine español en décadas.  Y no exagero en absoluto.  Será en la sección  “FANT 2 fun”.


Los miniciclos “Asia Fant”, con algunas obras importantes de Takeshi Miike y Park Chan – Wook, y “USA Fant”, con varios títulos señeros del nuevo terror americano, sumados a la habitual muestra de cortos de género fantástico, hacen del FANT una cita más que apetecible para los gourmets de las emociones fuertes. 
Y nosotros, desde Universo Cinema, os lo vamos a contar en los próximos días… a no ser que un holocausto zombie nos lo impida. 

UC (Igor Zabala)