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16º Festival de Cine Alemán 2014

 

 

LOS DULCES DIECISÉIS DEL FESTIVAL DE CINE ALEMÁN

El Festival de Cine Alemán cumple sus dulces dieciséis. Dieciséis años paseando por Madrid y Barcelona lo más destacado del cine alemán actual más allá del par de títulos sonados que consiguen colarse (gracias a su éxito precedente) en nuestras carteleras. Asimismo, el festival auspiciado por el Instituto Goethe sirve de paso para adelantar algunas de esas películas germanas que darán que hablar, y si el año pasado pudimos ver el ‘Hanna Arendt’ de Margarethe von Trotta, en esta ocasión también otra directora se ha encargado de abrir el certamen. Se trata de Coraline Link y su ‘Exit Marrakech’, una road-movie generacional que puede sorprender a más de uno.

Junto con ella, otras nueve películas han conformado una ecléctica sección competitiva en la que, al contrario que en otras ocasiones, se ha huido en general del hierro dramático y del durísimo peso histórico (salvo excepciones), como si respondiera a una necesidad de insuflar renovados aires tanto narrativos como generacionales.

 

 

LAS PELÍCULAS - SECCIÓN OFICIAL

‘EXIT MARRAKECH’ (Caroline Link) – PREMIO DEL PÚBLICO




La película inaugural del festival a cargo de la oscarizada Caroline Link (‘En un lugar de África', 2001) recurre al aparentemente manido argumento del joven rebelde pero brillante que se autodescubre en un ambiente de exotismo y vulnerabilidad. No obstante su discurso humilde, su belleza fílmica (quizá un poco televisiva a lo travel-movie, es verdad) pero, sobre todo, el planteamiento dicotómico entre dos personajes de órdago en manos de la joven promesa alemana Samuel Schneider y del veterano Ulrich Tukur hacen del (también manido, es verdad) choque generacional una jugada maestra.

La secuencia: la punzante conversación entre padre e hijo sobre la vida, el uno leyendo a Paul Bowles en la piscina de un hotel de cinco estrellas de Marrakech, y el otro deseoso de salir pitando y revivir el espíritu beat inherente a la película.

 

‘WESTEN’ (Christian Schwochow)




Acostumbrados a ver las perversiones y coacciones del lado oriental del Muro, la película de Christian Schwochow lanza una sorprende propuesta que tantea con la psicosis de los personajes, el drama familiar y las tramas de espionaje sin caer (lo que quizá juega en su contra) en ninguno de los géneros de manera clarividente. Aún así su historia sobre una madre y su hijo que se pasan al lado occidental y se ven sometidos al mismo acoso y paranoia es inaudito e interesante, conformando un desarrollo firme y abrumador que, a poco que te descuides, se convierte en un drama carcelario mental.

La secuencia: descubrir un inesperado ramo de flores en la habitación del pabellón de refugiados y que la protagonista las destruya dando rienda suelta a todas sus paranoias pensando que les están espiando ante la atónita mirada de su hijo, que había comprado las flores como un regalo.

 

‘BANKLADY’ (Christian Alvart)




Basada en el mediático caso real de la primera atracadora de bancos alemana conocida, la película de Christian Alvart tras su paso por Hollywood  no esconde su amor al subgénero y campa a sus anchas para caer con gusto en todos los tópicos rescatables desde ‘Bonnie and Clyde’ (Arthur Penn, 1967) para delante. Añade, eso sí, una profundidad emocional apabullante en el personaje de la protagonista que, aburrida, amargada y constreñida por su vida gris se embauca en las tropelías criminales buscando algo de emoción. Su buen calibre a la hora de compaginar ese drama subyacente en silencios y miradas al suelo con montajes al más puro estilo de explotación setentera salva la película, aunque se hecha de menos un abordaje menos arquetipado en su conjunto.

La secuencia: habiéndose olvidado el novio de la protagonista un misterioso maletín en su habitación, la poderosa curiosidad no tardará en asaltar a la chica que, tentada, abre las clavijas con cuidado creándose una impresionante sensación de vacío.


‘SUSURROS EN LA PARED’ (Grzegorz Muskala)




Era la (fallida) propuesta sobre cine de suspense al uso que presentaba el 16º Festival de Cine Alemán. Un buen título para un argumento demasiado familiar: el inquilino (demasiado quimérico) que se obsesiona con la chica de al lado, mientras su violento novio le observa acechante desde su ventana y el fantasma del anterior huésped le atormenta. Sus (in)constantes referencias a Polansky, Hitchcock e incluso al ‘¡Jo, que noche!’ de Scorsese hacen de estos ‘Susurros en la pared’ un refrito de homenajes al cine erótico-misterioso que apenas da pie a la originalidad, si bien es cierto que se maneja en el género con solvencia y con un tono noventero bastante inusual.

La secuencia: la femme-fatale del piso de al lado exhibe orgullosa ante su joven objeto de deseo unas artísticas estanterías que sobresalen de la pared a modo de cortantes cuchillas. Mal augurio.

 

‘QUERIDA COURTNEY’ (Rolf Roring)




La ligera y ágil revisitación a los noventa más grunge y su fuerte calado en una Alemania reunificada funciona con soltura en esta comedia con el espíritu mediante de Nirvana. A destacar su original maña para que la banda de Kurt Cobain ponga banda sonora a esta historia de amor adolescente sin que suene en ningún momento ninguna de sus canciones. Mientras, el periplo romántico del joven protagonista (que es el verdadero argumento de un esta teencom) se empapa de otras incursiones del subgénero groupie descabezado como ‘Cero en conducta’ (Adam Rifkin, 1999) o ‘Casi famosos’ (Cameron Crowe, 2000) usando en este caso la original premisa de que el líder de Nirvana le hubiera plagiado una canción que escribió para la chica de la que está enamorado.

La secuencia: el encuentro del joven enamoradizo con un resacoso Cobain y su conversación de bajo de un puente.

 

‘FUCK JU GOETHE’ (Bora Dagtekin)




Otra comedia, esta más gruesa quizá, sobre un ladrón que tiene que hacerse pasar por profesor de instituto para recuperar un botín que escondió allí antes de entrar en prisión. Su narrativa de brocha gorda, sus arquetípicos personajes y su moralina inevitable con historia romántica de fondo le será muy familiar al público español (acostumbrado a ver esta teoría de la comunicación hasta la saciedad en televisión). Pero bueno, esta nueva muesca en el martilleante subgénero del profesor malote que se tiene hacer con una clase de insufribles alumnos juega bien sus cartas y ofrece un montaje dinámico y alegre que no pretende engañar con despistes innecesarios y añade algún que otro chascarrillo sobre el nazismo, algo del todo inusual en la comedia germana.

La secuencia: para motivar a sus alumnos, el profesor les invita a una salida escolar que incluye conocer un toxicómano, un parado subsidiario y un neonazi.

 

‘WOLFSKINDER’ (Matthias Schwighöfer)




La más dura propuesta del programa se sale de la tangente y ofrece una crudísima historia de posguerra, la de un grupo de niños alemanes abandonados a su suerte tras la caída del Reich en Lituania y la caza a la que se vieron sometidos por el nuevo ejército administrador, el soviético. Su crudeza visual y su narrativa casi sin diálogos se prestan al absoluto protagonismo de unos niños que soportan la película sobre sus hombros con una madurez antinatura. Aún así su pesadez y la sospechosa hiperbolización de la realidad hacen de la película algo indigesta al margen de un argumento no apto precisamente para los que creen infancia y nazismo son cuentos a lo ‘La ladrona de libros’.

La secuencia: inicial, en las que los dos hermanos protagonistas roban un caballo con total tranquilidad y lo pasean hasta un establo donde lo matarán y destriparán para comer.

 

OTRAS SECCIONES

Junto con ellas, otras tres películas de dispar enfoque conforman la sección competitiva en tres pases especiales. En el pase infantil nos encontramos con ‘Los hermanos negros’, un relato dickensiano sobre las penurias de un grupo de muchachos que malviven como deshollinadores en un pueblo suizo del siglo XIX, su cuidada ambientación y su espíritu de ratband enfant son sus principales bazas. En el pase documental también recavó críticas muy positivas el ‘Art War’ de MarcoWilms, una aproximación sorprendente a la Primavera Árabe (y sus luego consecuencias de las que hicieron mutis los medios) a través de cómo la representaron los artistas callejeros y grafieteros, muchos de ellos sometidos y perseguidos por los gobiernos posteriores. De obligado visionado para los que no se creen del todo las noticias. Y finalmente, el pase especial de cuatro horas de la obra magna de Edgar Reitz ‘Otra Heimat’, una crónica familiar a lo largo de los años y que sirve como precuela a su trabajo televisivo ‘Heimat’. Ambiciosa en lo visual y lo argumental la película es un virtuoso ejercicio de cinematografía con mayúsculas.

 

CINE INDIE HECHO EN ALEMANIA

Ya fuera de competición, el Festival de Cine Alemán ofrece como es habitual una segunda sección paralela, este año dirigido al cine indie alemán, o Ciclo Arthaus. Entre sus propuestas cabe destacar especialmente ‘Tiempo de caníbales’ (Johannes Naber), una ácida crítica al capitalismo y sus caníbales protagonistas; y la sorprendente ‘El extraño gatito’ (Ramon Zürcher), una magistral deconstrucción del lenguaje cinematográfico enmarañado en un historia simplificada a primera vista, pero repleta de puntos ciegos. Completan el ciclo el drama ‘Ummah, entre amigos’ de Cüneyt Kaya; y la romántica ‘Love Steaks’ de Jacob Lass.

 

UC (Manu Cabrera)