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ZATOICHI




Japón, 2003
Director: TAKESHI KITANO
Guión: Takeshi Kitano (basado en un relato de Kan Shimozawa)
Fotografía: Katsumi Yanagijima y Hitoshi Takaya
Música: Keiichi Suzuki
Montaje: Yoshinori Ota y Takeshi Kitano
Intérpretes: Beat Takeshi (Takeshi Kitano), Tadanobu Asano, Michiyo Oguso, Yui Natsukawa, Guadacanal Taka,
Daigoro Tachibana, Yuko Daike, Ittoku Kishibe y Saburo Ishikura.

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CON LOS OJOS BIEN ABIERTOS

Una de las películas más interesantes que se han estrenado ultimamente nos llega desde el lejano Japón y se titula "Zatoichi".
La película cuenta la historia de una personaje muy conocido en aquel país y sobre el que ya se han realizado más de 20 adaptaciones, aunque sin haber visto aquellas, sin duda, seguro que ninguna será tan peculiar como esta.
Tal personaje es un solitario masajista ciego y aparentemente desvalido bajo el cual se oculta en realidad la figura de un samurai invencible y con capacidades sensitivas casi rozando lo milagroso (como ser capaz de adivinar en una mesa de juego si los dados que se lanzan bajo un cubilete suman un número par o impar sólo con su capacidad auditiva y de concentración mental).
El cine de Kitano es especial y el que se acerque a esta película sin conocer su particular universo, puede salir del cine bastante desconcertado. Así pues, en esta ocasión nos plantea un relato de aventuras, repleto de humor, violencia, melodrama, música y acción, un cóctel exótico y de placentero sabor.

Antes de continuar, habría que dar unas pinceladas a grandes trazos sobre la obra y la personalidad del director de esta película y al mismo tiempo protagonista absoluto como de la mayoría de sus films.
Kitano era uno de los humoristas más carismáticos de Japón antes de dedicarse al cine, muchos de nosotros aún recordamos sus estrambóticas apariciones en aquel sádico programa titulado por estos lares "Humor Amarillo", pero el Kitano cineasta se ha labrado un respeto por la crítica mundial como verdadero autor, algo que paradójicamente en su país no les ha acabado de cuajar, ya que su faceta de cómico les hace difícil asimilarlo en otras situaciones (vamos, como si aquí Santiago Segura hiciera una película de arte y ensayo).
Dicho esto, hemos de percibir que no estamos ante un director común y por eso sus películas tampoco lo son y eso es lo más gratificante de esta imperfecta película, la ruptura de las reglas, la mezcla de géneros, los contrastes, el choque cultural occidente-oriente de todas sus obras.

"Zatoichi" no es una obra maestra, ni posiblemente este a la altura de algunos de sus anteriores films, pero hay que considerar que ésta es la primera vez que Kitano partía de una historia ajena y que aunque tenía que hacerla suya, también debía respetar a los seguidores del mítico personaje. Sin embargo, si puede asegurarse que estamos ante una buena película y hoy en día la cosa no está para tirar cohetes. Así pues, las peripecias de este samurai ciego, ganadoras de los premios al mejor director y del público en el Festival de Venecia, del público en el de Toronto, y a la mejor película, banda sonora y del público en Sitges, complacerán a un público dispuesto a disfrutar con la propuesta del director, que se deje seducir por películas diferentes a las taquilleras super-producciones americanas y en especial a la legión de seguidores de Kitano que se está labrando por todo el mundo, aunque probablemente aburra y desconcierte a un público que vaya a ver una película más de samurais o con una estructura clásica.

He de reconocer que la primera vez que ví a Kitano, con su expresiva inexpresividad, con sus silencios y sus monosílabos y su extraño humor yo también quedé descolocado, pero como a todo gran autor, se le disfruta cuanto más se ahonda en su universo y más películas de él se ven.
"Zatoichi" contiene momentos antológicos, como ese final en plan musical de Broadway (la música es excelente y la coreografía conjuga de nuevo la obsesión de su autor por la mezcla de culturas, ya que la danza tradicional japonesa se funde con el claqué americano) y que ya tiene varios antecedentes en la película que lo anticipan, como la también magnífica secuencia de los campesinos golpeando la tierra con sus azadas al ritmo de la banda sonora.
La parte más espectacular de la película son las luchas, también coregrafiadas como una danza gore salpicada de chorros exagerados de sangre, entre las que se encuentra una bajo la lluvia que sirve como homenaje al maestro Kurosawa y sus 7 samurais.
Otros momentos a destacar son el de la clase de artes marciales a unos campesinos (donde el "humor amarillo" del pasado retoma el presente con fuerza), el flashback de la infancia de las geishas donde Kitano se pone serio y la apertura del film donde a base de breves y violentos flashbacks (de nuevo saltándose las normas establecidas por la industria) se nos presenta a algunos de los personajes importantes para la trama en una secuencia de espléndido e innovador tratamiento cinematográfico.

Es cierto, que la película peca de un excesivo metraje, como ya le sucedió a su autor en su anterior y magistral obra "Dolls" (un melodrama excesivo y bello llevado hasta las últimas consecuencias como sólo los japoneses son capaces de hacer sin caer en el más absoluto de los ridículos), pero eso no es suficiente para estropear el buen sabor de boca que nos dejan dos horas de cine verdadero, mitad entretenimiento, mitad arte.

U.C. (Daniel Farriol)

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