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TIDELAND





Tideland
DIRECTOR Terry Gilliam
GUIÓN Tony Grisoni
ARGUMENTO Mitch Cullin
PRODUCCIÓN Jeremy Thomas, Gabriella Martinelli
COPRODUCCIÓN Capri Films (Toronto)
FOTOGRAFÍA Nicola Pecorini
MONTAJE Lesley Walker
MÚSICA Mychael Danna, Jeff Danna
I
NTÉRPRETES Jodelle Ferland, Jeff Bridges, Jennifer Tilly, Janet McTeer, Brendan Fletcher
DURACIÓN 122 m.
PAIS Gran Bretaña - Canadá

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ALICIA EN EL PAIS DE LAS PESADILLAS

"Tideland" es, sin duda, una de las películas más extrañas y singulares jamás hechas. Detrás de la cámara está el siempre excéntrico Terry Gilliam, a veces genial como en "Brazil" o "El Rey Pescador" y a veces algo torpe como en la reciente "El secreto de los Hermanos Grimm". En esta ocasión nos propone un juego alucinógeno y macabro no apto para todos los estómagos.

El extravagante argumento gira en torno a Jeliza-Rose, una niña que resulta el hilo conductor de la historia y que después de la muerte de su madre se traslada junto a su padre drogodependiente desde Los Angeles a una granja tejana perdida en la nada. Cuando su padre ya no despierta más de uno de sus "viajes", la niña se queda sola y se sumerge en un mundo de fantasía creado en su mente para sobrevivir a su espantosa realidad. Y es un mundo sacado de un cuento, donde las luciérnagas tienen nombre, los hombres de barro despiertan al atardecer, tiburones monstruosos nadan por las vías del tren y pequeñas cabezas seccionadas de muñecas Barbies se convierten en sus únicas amigas. Pero pronto descubrirá que no vive sola en ese lugar, una malvada bruja y un príncipe azul lo habitan también no muy lejos de allí...

Se trata de un film para visionar con la mente abierta, despojándose de cualquier armadura o prejuicio fílmico, según su director, hay que acercarse al film con la mirada de un niño. El experimento funciona a medias y aunque se tarda bastante en que el espectador pueda asimilar la manera de explicarle la historia, al final y gracias a la maestría de Gilliam consigue atrapar nuestra mirada, transportándola como él sólo sabe a hacer a un mundo de fantasía imposible donde lo feo se vuelve bello, un mundo creado en la mente de los patéticos protagonistas que convierten en un juego su vida, de una existencia desoladora y brutal a una aventura mágica y divertida.

Para hacernos una idea más clara de que trata todo esto, basta decir que la protagonista absoluta del relato es una niña (impresionante Jodelle Ferland, ha nacido una estrella!) que se tira la mitad de la película sola hablando consigo misma y cuatro cabezas de muñecas como si tuvieran vida y personalidad propia y es que cuando conoce a más personas reales no pueden resultar más "freakies".

Este es un film controvertido, arriesgado, cruel y mágico.
Lo mejor: la capacidad visual de un Gilliam en plena forma, el único chalado del cine actual capaz de conseguir financiación para un producto de estas características y llevarlo a cabo sin morir en el intento, y como no la niña protagonista que sin género de dudas mereció llevarse la Concha de Plata a la Mejor Actriz en el Festival de Cine de San Sebastián, pero claro está, el jurado prefirió decantarse por propuestas más banales y normales.
Lo peor: cierta irregularidad, excesivo metraje y un principio titubeante donde el público se siente a la deriva ante tal cantidad de esquizofrenia cinematográfica, aunque gana en la memoria.

Ha nacido una película de culto que dará que hablar en el futuro.
En el Festival el público y la crítica la acogió primero con desconcierto y luego con enfado, hubo gente que abandonó las proyecciones y cuando recibió el premio FIPRESCI fue abucheada exageradamente, provocando la ira de Gilliam que calificó de idiotas a todos los que no sabían apreciar su película.

U.C. (Daniel Farriol)

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