ALICIA EN EL PAIS DE LAS PESADILLAS
"Tideland"
es, sin duda, una de las películas más extrañas y singulares jamás hechas.
Detrás de la cámara está el siempre excéntrico Terry Gilliam, a veces
genial como en "Brazil" o "El Rey Pescador" y a veces algo torpe como
en la reciente "El secreto de los Hermanos Grimm". En esta ocasión nos
propone un juego alucinógeno y macabro no apto para todos los estómagos.
El extravagante argumento gira en torno a Jeliza-Rose, una niña que
resulta el hilo conductor de la historia y que después de la muerte
de su madre se traslada junto a su padre drogodependiente desde Los
Angeles a una granja tejana perdida en la nada. Cuando su padre ya no
despierta más de uno de sus "viajes", la niña se queda sola y se sumerge
en un mundo de fantasía creado en su mente para sobrevivir a su espantosa
realidad. Y es un mundo sacado de un cuento, donde las luciérnagas tienen
nombre, los hombres de barro despiertan al atardecer, tiburones monstruosos
nadan por las vías del tren y pequeñas cabezas seccionadas de muñecas
Barbies se convierten en sus únicas amigas. Pero pronto descubrirá que
no vive sola en ese lugar, una malvada bruja y un príncipe azul lo habitan
también no muy lejos de allí...
Se trata de un film para visionar con la mente abierta, despojándose
de cualquier armadura o prejuicio fílmico, según su director, hay que
acercarse al film con la mirada de un niño. El experimento funciona
a medias y aunque se tarda bastante en que el espectador pueda asimilar
la manera de explicarle la historia, al final y gracias a la maestría
de Gilliam consigue atrapar nuestra mirada, transportándola como él
sólo sabe a hacer a un mundo de fantasía imposible donde lo feo se vuelve
bello, un mundo creado en la mente de los patéticos protagonistas que
convierten en un juego su vida, de una existencia desoladora y brutal
a una aventura mágica y divertida.
Para hacernos una idea más clara de que trata todo esto, basta decir
que la protagonista absoluta del relato es una niña (impresionante Jodelle
Ferland, ha nacido una estrella!) que se tira la mitad de la película
sola hablando consigo misma y cuatro cabezas de muñecas como si tuvieran
vida y personalidad propia y es que cuando conoce a más personas reales
no pueden resultar más "freakies".
Este es un film controvertido, arriesgado, cruel y mágico.
Lo mejor: la capacidad visual de un Gilliam en plena forma, el único
chalado del cine actual capaz de conseguir financiación para un producto
de estas características y llevarlo a cabo sin morir en el intento,
y como no la niña protagonista que sin género de dudas mereció llevarse
la Concha de Plata a la Mejor Actriz en el Festival de Cine de San Sebastián,
pero claro está, el jurado prefirió decantarse por propuestas más banales
y normales.
Lo peor: cierta irregularidad, excesivo metraje y un principio titubeante
donde el público se siente a la deriva ante tal cantidad de esquizofrenia
cinematográfica, aunque gana en la memoria.
Ha nacido una película de culto que dará que hablar en el futuro.
En el Festival el público y la crítica la acogió primero con desconcierto
y luego con enfado, hubo gente que abandonó las proyecciones y cuando
recibió el premio FIPRESCI fue abucheada exageradamente, provocando
la ira de Gilliam que calificó de idiotas a todos los que no sabían
apreciar su película.
U.C. (Daniel Farriol)